DEVOCIONAL


 

Lucas 17: 5 - 10
5 Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.
6 Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.
7 ¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa?
8 ¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú?
9 ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no.
10 Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.

Éxodo 14: 14 - 16
14 Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.
15 Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen.
16 Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco.
Sabemos que si tenemos fe como del tamaño de una mostaza podemos decirle a una montaña que se mueva y se moverá, pero, ¿Por qué no siempre se mueve la montaña?, ¿Será que nos falta tener más fe?.

Para nada, de hecho, Jesús dijo eso para dejar en claro que no se necesita mucha fe siempre y cuando que sea bien ejercida, pero, ¿Cómo debemos ejercerla?.

Para empezar debemos entender que la fe es como una suma, si queremos llegar a un resultado se deben sumar 2 números.

Uno es el poder sobrenatural de Dios, el otro número es nuestra fe con nuestra autoridad (dada por Dios obviamente).

A veces la montaña no se mueve porque nosotros no le decimos que se mueva, estamos más ocupados pidiendo a Dios que mueva la montaña cuando el quiere que le digamos a la montaña que se mueva.

Debemos hablarle a las cosas y a los problemas con autoridad, así como Moisés tuvo que abrir el mar por orden de Dios.

Así mismo busquemos que el Señor este con nosotros, así la montaña se moverá y a nosotros solo nos bastará la compañía de Dios

ERICK DEL VALLE

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