DEVOCIONAL

MI ANCLA

Ahora bien, como Dios no miente, su promesa y su juramento no pueden cambiar. Esto nos consuela, porque nosotros queremos que Dios nos proteja, y confiamos en que él nos dará lo prometido. Esta confianza nos da plena seguridad; es como el ancla de un barco, que mantiene firme y quieto en el mismo lugar. Y esta confianza nos la da Jesucristo, que traspasó la cortina del templo de Dios en el cielo, y entró al lugar más sagrado.
Hebreos 6: 18-19 TLA

Solamente hay un ancla que nos mantiene firmes y constantes en el camino de Dios y es Jesucristo, nosotros decidimos si Él es nuestra ancla o decidimos andar por la vida sin ella.

Si decidimos no tener a Jesucristo como nuestra ancla ten por seguro que no vas a llegar a ningún lugar porque no sabrás a donde ir, estarás confundido, veras los problemas más grandes y no veras ninguna salida.

Pero si Jesús es nuestra ancla, tendremos protección, tendremos una guía, con Él avanzaremos y cuando vengan confusiones, problemas, dudas, miedos etc. saldremos adelante porque a través de Jesús tenemos el favor de Dios, Él abrirá puertas y traerá dirección mediante el Espíritu Santo.

Cuando dejamos que Jesús tome el control, nosotros anhelamos conocer más a Dios y al Espíritu Santo, ¿Que hacemos para conocerlos más? Pues leemos su palabra, tenemos tiempos con Dios, somos obedientes a Él, nos convertimos en verdaderos adoradores que adoran en espíritu y verdad, eso es lo que Dios busca de nosotros y eso es lo que Jesús hace cuando dejamos que Él sea nuestra ancla.    

Saludos, Dios te bendiga.
Zara Ramírez.


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